El documento final del Sínodo de la Sinodalidad que comenzó en 2021 y culminó tras dos años de trabajo, ha revelado directrices clave que marcarán el futuro de la Santa Madre Iglesia. Este texto, que el Papa Francisco ha decidido adoptar en su totalidad sin emitir una Exhortación Apostólica, ya se considera parte del Magisterio de la Iglesia. Con propuestas que abarcan desde el rol de las mujeres hasta la participación de los laicos, el documento es una llamada a renovar la estructura de la Iglesia en clave sinodal y participativa.
Respecto al papel de las mujeres, el documento aboga por un mayor protagonismo en las decisiones y el liderazgo dentro de la Iglesia. En el párrafo 60, se afirma que “no hay razones para impedir que las mujeres asuman funciones de liderazgo en la Iglesia” y se enfatiza que esto responde a un impulso del Espíritu Santo. Además, se reabre el estudio del ministerio diaconal femenino, manteniendo “abierta la cuestión” de su acceso a este ministerio y destacando la importancia de seguir discerniendo sobre este tema.
La participación de los laicos también recibe un impulso importante en las propuestas del Sínodo. El documento subraya la necesidad de integrar a los laicos en las asambleas sinodales y en todas las fases de toma de decisiones eclesiales, y respalda un proceso de evaluación y selección más abierto de los obispos. Este enfoque busca una mayor diversidad en los puestos de responsabilidad en las diócesis y una presencia más activa de los laicos en los procesos canónicos y en el discernimiento eclesial.
Otro aspecto relevante es el equilibrio entre la tradición y las necesidades pastorales actuales. En temas de consulta y toma de decisiones, se hace referencia a la necesidad de contar con la contribución de expertos y de adaptar ciertas tradiciones para satisfacer las demandas pastorales de la época actual, siempre buscando un consenso entre lo antiguo y lo nuevo.
El documento final está dividido en cinco apartados que reflejan esta intención de transformación, cubriendo temas como el impulso a la sinodalidad en el “Corazón de la Iglesia”, la “Conversión de las relaciones”, la “Conversión de los procesos” y la creación de un “pueblo de discípulos misioneros”. Cada sección busca que la sinodalidad se convierta en una dimensión constitutiva y permanente en la vida de la Iglesia.
Aunque la asamblea del Sínodo ha concluido y el Papa Francisco ha declarado “completado el camino sinodal”, el verdadero reto aún está por delante. La próxima etapa se centrará en la implementación de estas medidas y en establecer mecanismos de evaluación y transparencia que aseguren su cumplimiento. Esto incluye también la rendición de cuentas financieras, prevención del abuso y la necesidad de crear sistemas de transparencia en los procesos eclesiales.
Con estas conclusiones, el Sínodo de la Sinodalidad ha dejado un legado transformador que apunta hacia una Iglesia más inclusiva, participativa y en comunión con los fieles. La aplicación de estos cambios en la vida eclesial promete avanzar en la construcción de una comunidad más comprometida con la realidad del mundo actual.
Por el momento, el documento original únicamente se encuentra en italiano, próximamente estará disponible en otros idiomas.
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