Ante el dolor y desesperación de los migrantes la Iglesia no puede ser indiferente
“Solo mire y sentía que venía mucha agua. Me tocó agarrar a mi niña y escuchar los gritos de mi mamá, mi nieto y a mi hermano. El rio se los llevó. Hoy mis lágrimas se acabaron, mi cuñada me pregunta que pasó, yo no pude salvarlos, mi esposo me dijo, debemos avanzar, no podemos … Sigue leyendo Ante el dolor y desesperación de los migrantes la Iglesia no puede ser indiferente
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