Los centros penales del país, han sido calificados por años como “Universidades del crimen”, término que ha ido quedando relegado. Poco a poco, por el trabajo que han venido haciendo agrupaciones como la Iglesia Católica con la Pastoral Penitenciaria, algunas denominaciones evangélicas, la Secretaría de Educación y otras entidades, han dado muchos frutos, presentando un nuevo rostro a los privados de libertad.
Solo en San Pedro Sula, en su momento, se registraban no menos de 15 homicidios diarios y luego del primer traslado de más de 750 reclusos a la prisión de máxima seguridad en Ilama, Santa Bárbara, conocida como “El Pozo”, esa cifra en los siguientes meses bajó a 9, pero, tras su cierre definitivo, permitió darle un respiro a esta ciudad que ha sido calificada como una de las más peligrosas del mundo.
El subdirector de Gestión Penitenciaria Administrativa del Instituto Nacional Penitenciario (INP), coronel, José Mejía Medina, dijo que “Uno de los puntos de la estrategia de seguridad para la reducción de homicidios, implicó que más de 4,500 privados de libertad fueran removidos de los viejos centros penales y trasladados a “El Pozo” y “La Tolva”, en donde están recluidos, un buen número de cabecillas de las maras y pandillas, que operaron a sus anchas en el pasado y que hoy en día afrontan el mayor esquema de restricciones puesto en marcha en el interior de los centros penitenciarios”.
Dudas
Para el defensor de los derechos humanos, Hugo Maldonado, aun no se ha logrado el tan anhelado orden que se quiere en estos lugares, en donde aún siguen ingresando armas de fuego, drogas y otros aparatos que han servido para que los privados de libertar, sigan operando a sus anchas.
Problemas de hacinamiento
Tanto “El Pozo” como “La Tolva” y la cárcel de El Porvenir, fueron diseñadas y construidas para reducir el hacinamiento que presentaba el sistema penitenciario conformado por 25 cárceles, las que en su mayoría eran obsoletas e inseguras y tenían un alto grado de hacinamiento. Una muestra del hacinamiento se evidenciaba en el Centro Penitenciario Nacional de Támara, donde la capacidad de albergue se sobrepasaba en más del 200 por ciento.
CIFRA
21 mil Privados de libertad, es un estimado de la población carcelaria hasta el momento, los que están distribuidos en 25 cárceles a nivel nacional.