En este domingo que se conmemora la Solemnidad de Cristo Rey, Su Eminencia el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez, inició la homilía refiriéndose a que el Evangelio de hoy nos presenta la parábola del juicio universal, que no es una visión imaginada del fin del mundo, es una parábola que nos habla del amor a los necesitados, como criterio decisivo en el que se juega nuestra vida y nuestra felicidad más profunda.
“Cuando venga en su gloria el Hijo del Hombre, Él separará a unos de otros, como un pastor separa a las ovejas de las cabras, la parábola está sacada de la vida cotidiana de los pastores de Palestina, y en esta parábola aparece el Hijo del Hombre que llega en su gloria para juzgar a todos los pueblos, su forma de juzgar se compara con la de un buen pastor, que al anochecer separa a las ovejas de la cabras, porque estos animales no duermen juntos ya que tiene necesidades diferentes”, añadió, que el Señor separa a los que son solidarios con sus hermanos más necesitados, de los que viven indiferentes a los que sufren.
El prelado prosiguió diciendo “el texto del Evangelio, enumera las necesidades más elementales; el hambre, la sed, la desnudez, la inmigración, la enfermedad, la cárcel, estas necesidades se repiten varias veces para que queden bien gravadas en la memoria, lo que se subraya es, que con la medida en que se valora a una persona, no es su condición social, ni el dinero que tiene, ni las propiedades, ni el talento, ni su prestigio profesional, el criterio con el que Dios valora nuestra vida es la práctica del verdadero amor”.
Jesús más que trasladarnos al final de los tiempos, nos restituye a nuestro presente para que captemos toda su importancia, es como si nos dijera, todo se decide en el hoy, en la manera de vivir el presente, nuestra vida se está jugando ahora mismo, no hay que esperar el juicio final, ahora nos estamos alejando o acercando de los que sufren, ahora nos estamos acercando o nos estamos o alejando de Cristo, ahora estamos decidiendo nuestra vida.
Resaltó la generosidad del pueblo hondureño con los hermanos de la Costa Norte que tanto han sufrido, y que aún se siguen recibiendo esas ayudas en Caritas Arquidiocesana, para luego ser distribuidas a las zonas necesitadas.
Asimismo, la realidad que vive el país a raíz de los fenómenos naturales, don de pidió no ser indiferentes “esta parábola es para todos nosotros y no podemos ser contagiados del virus peor, que el virus del Covid 19, el virus de la indiferencia, el virus del no me toca a mí, esto nos toca a todos y en el momento del juicio tenemos que dar cuentas”.
Rodríguez condenó las acciones de quienes sacan provecho del dolor y la necesidad del que sufre, “todos los que oprimen a los demás, los que no dan de comer, los que no visten, los que no liberan, los que no tienen misericordia, los que no hacen justicia, sino encubren la impunidad, se destruyen a sí mismo, mal logran su vida, porque no realizan en la medida que son capaces de amar de verdad”.
Ese es el significado de la fiesta de Cristo Rey, no es un rey con pompa, con circunstancia, Cristo no es como los reyes de este mundo, Él es un Rey de amor y deseamos que reine en nuestra vida y en nuestro mundo, aunque hoy quien reina en el mundo son las multinacionales, la ambición del dinero y poseerlo en pocas manos.
Y culminó diciendo, el reino de Jesús no es un reino a la medida de este mundo, es un reino de santidad y de gracia, un reino de verdad, de vida, de justicia. de amor y de paz. Queremos que reine este tipo de rey, y no el reino de la mentira, del engaño, de la corrupción que nos tiene a todos postrados.