Palabra de vida |“Dicen: Va a llover, y así es” (Lc 12,49-57 –XX Ordinario)

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El mensaje de este domingo de la Palabra de Dios se mueve dentro del género literario del simbolismo sacado de la vida real. Todo para ayudarnos a comprender que en el tiempo presente que nos toca vivir, se puede estar atendiendo, como está moda, a Dios y al diablo, al amor y al egoísmo. Surge entonces la pregunta: ¿Qué nos está pasando? Para responder a esta interrogante existencial y espiritual, habrá que atender al llamado de Jesús en el Evangelio de hoy. Ya en la antigüedad existían técnicas para prever el cambio del clima, sobre todo siguiendo el ritmo de los vientos, en efecto el viento del sur presagia calor y las nubes que se condensan en el occidente amenazan con la lluvia. Jesús invita a ver los signos de los tiempos no en el viento, en el cielo o las nubes, hay que verlos en la historia y en a propia cotidianidad. Hay que preocuparse no sólo por el clima atmosférico sino también y sobre todo por el cómo va la vida. Hay que saber juzgar con luz de sabiduría lo que nos está pasando y luego saber optar por el camino justo. Hoy existe la indiferencia para leer correctamente lo que pasa y el deseo de actuar en resonancia con este difícil presente, por lo que Jesús exhorta a sus discípulos que sepan interpretar el tiempo presente. En vez de buscar respuestas en los nubarrones o cielos remotos, el cristiano está invitado a ver los signos de los tiempos que vamos produciendo en estos aconteceres, tal como el propio Jesús nos había dicho: “No hay árbol bueno que produzca frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos” (Lc 6,43). El Reino de Dios está, efectivamente, radicado en el presente, y siguiendo los caminos de Dios en la historia es como llegamos a la plenitud futura. Por eso es peligroso dejar pasar el tiempo sin comprenderlo, profundizarlo, vivirlo intensamente. Dándole respuesta mediocres que no comprometen la vida y postergan la acción de Dios. Aceptar a Dios y profundizar en Él, es el camino justo al que estamos llamados, sin vacilaciones que suscitan las tantas teorías y los muchos nuevos grupos llamados equivocadamente espirituales, que ofrecen ofertas paliativas a la verdaderas aspiraciones del ser humano, y que sólo Cristo, Dios hecho hombre, envidado del Padre nos puede satisfacer plenamente.

Propósito de la semana: Reflexionaré sobre lo veloz que va el tiempo y buscaré formas de aprovecharlo con obras de atención y compañía para personas que nos necesitan.

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