El procurador romano Poncio Pilato ha entrado en escena con Jesús, después de que los sumos sacerdotes se lo han llevado para que decida su destino de vivir o morir. Todos los evangelistas reportan la pregunta que éste le hace a Jesús: “¿Eres tú el rey de los judíos?”. Jesús le afirma claramente que efectivamente Él es rey, pero su reino no es de este mundo… no se trata de un proyecto político, de un sistema ordenado a las realidades socio-económicas o militares. El enfrentamiento de Jesús con Poncio Pilato, representan la contraposición de los reinos, que aparecen antagónicos. Por una parte, está el reino imperial, que necesita ríos de sangre para sostenerse y dominar a así a sus súbditos, llevando así a la esclavitud. El de Jesús está basado en el acto supremo de la voluntad de Dios, su Padre, de acercarse a la humanidad como un acto supremo de amor, teniendo su realización no en la sangre de los otros sino en la sangre de su Rey y Señor. Por esto podemos definir al reino al que Jesús refiere como el “Reino de la verdad”. Y, “verdad” en el lenguaje bíblico –y en particular en el evangelio de Juan –es un término profundo, evoca la revelación de la bondad del Padre, y que es expresión de la fidelidad de Dios a sus promesas de salvación, es el anuncio del reino divino, es el evangelio, es Cristo mismo. Desde este análisis, el reino de Jesús no tiene como ley el dominio, sino el servicio (cf. Mc 10,41-45), busca siempre la justicia, está oculto como una pequeña semilla en el campo, pero es indestructible y dará siempre fruto. El Reino es Cristo mismo en su realidad de Hijo de Dios glorificado, como lo presenta el Apocalipsis, es el Alfa y el Omega de la historia, es decir, la primera y la última palabra de nuestro acontecimiento humano, es “aquel que es, que era y que viene”, abraza en sí las tres dimensiones del tiempo, el pasado, el presente y el futuro. Al terminar hermanos, hoy el año litúrgico con esta hermosa y rica celebración tan cargada de sentido y esperanza, un gracias a todos por ser asiduos a la lectura de estos comentarios y pedirles sigan ayudándose con los mismos para la lectio divina. Feliz y santa fiesta de Cristo Rey.