El Espíritu Santo y María: Guías hacia Jesús

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En la audiencia general de hoy, el Papa Francisco reflexionó sobre el papel fundamental del Espíritu Santo y de la Virgen María en el camino de la fe. Subrayó cómo el Espíritu Santo guía al Pueblo de Dios hacia el encuentro con Jesús a través de la piedad mariana, recordándonos el lema “Ad Iesum per Mariam”, es decir, “a Jesús por María”. Explicó que la Virgen siempre señala a Jesús y nos lleva hacia Él como madre y guía. “La Virgen es la madre que nos lleva de la mano a Jesús”, afirmó el Papa, resaltando su papel fundamental en nuestra vida espiritual.

El Papa explicó que, al igual que el Espíritu Santo actúa en nosotros para santificarnos, también actúa a través de María, a quien comparó con una “carta escrita con el Espíritu del Dios vivo”. Citando a San Pablo, señaló que María es “una carta de Cristo, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo” y puede ser entendida y leída por todos, incluso por aquellos sin conocimientos teológicos, porque su ejemplo se revela de forma accesible a los más sencillos y humildes.

Francisco destacó la humildad y docilidad de María en su respuesta a Dios al decir “sí” en la Anunciación. Explicó que ella se ofreció como una página en blanco para que Dios escribiera en ella, simbolizando la entrega completa de su vida a la voluntad divina. “Aquí estoy”, expresó el Papa, son las palabras sencillas de María, que también se convierten en guía para nosotros en los momentos de obediencia o prueba.

El Papa recordó que la Iglesia, como en los días posteriores a la Ascensión, espera con fervor la “potencia de lo alto” para cumplir su misión, con María siempre presente como madre y guía. En esa ocasión, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos en Pentecostés, lo que el Papa considera un símbolo de la unión eterna entre María y el Espíritu Santo. María estuvo presente tanto en la Anunciación como en Pentecostés, momentos que el evangelista Lucas narra con un lenguaje similar para resaltar la conexión.

Finalmente, el Papa citó a San Francisco de Asís, quien describió a María como “hija del Padre, madre del Hijo y esposa del Espíritu Santo”. Aunque esta imagen de “esposa del Espíritu Santo” es simbólica, el Papa destacó su profunda verdad: María es discípula y modelo de docilidad al Espíritu Santo. Con este ejemplo, nos anima a seguir las inspiraciones del Espíritu, especialmente cuando nos llama a servir a los demás con prontitud, como María lo hizo al visitar a su prima Isabel.

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