La Adoración Eucarística, es un encuentro transformador con Jesús en el Santísimo Sacramento del altar, encuentro en el que experimentamos paz, amor y misericordia con aquel que sabemos que nos ama. Karen Kurwahn describe este momento como una cita especial con” El amor de su vida”, un tiempo en el que el alma se “prende en fuego” al sentirse en la presencia real de Jesús, en cuerpo y alma. Para ella, cada adoración es una puerta al cielo, un espacio donde el tiempo parece detenerse y el alma se libera y transforma.
Intimo
María José Zepeda, de la Parroquia Divina Providencia de Tegucigalpa, comparte una visión similar, considerando la Adoración Eucarística como su momento favorito de la semana. Para ella, este encuentro es un instante de misericordia y amor, en el que siente el abrazo de Dios sin necesidad de palabras. Describe la experiencia como estar ”en el cielo” y sentir que el Señor le dice “Te basta mi gracia”. San Pío de Pietrelcina también subrayó el valor de la adoración eucarística, diciendo: “Mil años disfrutando de la gloria humana no valen más que una hora que pasamos en dulce comunión con Jesús en el Santísimo Sacramento”.
Su llamado a “correr a los pies de Jesús” y a confiarle todas nuestras necesidades refleja la importancia de este encuentro divino, que nutre y fortalece la vida espiritual. La Adoración Eucarística es, en definitiva, un espacio de silencio y paz, donde el alma se renueva, experimenta la presencia viva de Jesús y se siente llamada a profundizar en su amor.