El Riesgo del Jansenismo Moderno 

La tentación de la crítica sin caridad: una división entre “puros” e “impuros”

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Las redes sociales se han convertido en un espacio donde muchos creyentes expresan su opinión sobre temas de fe, incluida la vida de la Iglesia y las decisiones del Papa. Sin embargo, es común ver que, en lugar de un diálogo constructivo, algunas críticas se realizan con un tono irónico o sarcástico. Esta actitud refleja, en parte, una tentación de “jansenismo moderno”, donde algunos se consideran los “auténticos” o “puros” cristianos, mientras que otros son vistos como menos dignos o “impuros”. 

El jansenismo, una corriente surgida en el siglo XVII, se caracterizó por un enfoque rígido y moralista que generó división en la Iglesia. A través de esta visión excluyente, se promovía una fe que solo unos pocos, los “puros”, podían alcanzar. Esta misma actitud puede estar presente hoy en algunas críticas en redes, en las que algunos católicos expresan desconfianza o rechazo hacia el Papa o la Iglesia, sin un deseo real de entendimiento o de diálogo. 

El Papa Francisco, en Fratelli Tutti, nos invita a vivir la caridad como base de toda relación, recordando que el amor fraterno y la misericordia deben guiar nuestras interacciones (FT, 92). La crítica puede ser constructiva si se hace desde el respeto y la humildad, buscando siempre fortalecer a la Iglesia y no dividirla. La corrección fraterna tiene su lugar en la vida de fe, pero debe hacerse con un espíritu de unidad y de edificación, como nos exhorta San Pablo: “Si se muerden y se devoran unos a otros, tengan cuidado, no sea que se consuman mutuamente” (Gálatas 5, 15). 

Promoviendo la unidad y el diálogo en la Iglesia El Magisterio de la Iglesia nos recuerda la importancia de la “espiritualidad de comunión”, una actitud de cercanía y apoyo hacia los demás en la fe (NMI, 43). La fe católica nos invita a vivir como hermanos, y eso incluye un respeto y comprensión hacia quienes piensan diferente. Las redes sociales nos ofrecen la oportunidad de promover el diálogo y la unidad en la Iglesia, pero esta oportunidad solo puede fructificar si expresamos nuestras diferencias con caridad y respeto. 

La división y la crítica sin caridad no son solo un mal testimonio para quienes nos observan desde fuera, sino que también son una amenaza a la comunión que Cristo desea para su Iglesia. En lugar de caer en la tentación de considerarnos “mejores” que los demás, estamos llamados a vivir la humildad y a construir puentes que nos acerquen y nos unan en un amor fraterno y misericordioso. 

Referencias: 

  • Francisco, Fratelli Tutti, 2020, n. 92. 
  • San Pablo, Carta a los Gálatas, 5, 15. 
  • San Juan Pablo II, Novo Millennio Ineunte, 2001, n. 43. 

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