En una reciente entrevista en el programa Estudio 9 de Radio Vaticana, Monseñor José Vicente Nácher habló con Patricia Ynestroza sobre el Sínodo de la Sinodalidad, un proceso que busca fortalecer la comunión en la Iglesia. Monseñor Nácher compartió sus impresiones sobre este camino sinodal que, según expresó, “ha caminado conforme se esperaba con la presencia del Señor”. Comparó este proceso con el acto de pesca de los apóstoles, quienes al recibir la llamada de Jesús decidieron acompañarlo. Así, el Sínodo busca que todos los creyentes remen juntos, guiados por el Espíritu Santo y bajo la dirección del Papa Francisco, en una experiencia de diálogo y comunión.
El arzobispo destacó que este proceso no es nuevo, sino una reafirmación de que el Espíritu Santo actúa en todos, como se reconoce desde el Concilio Vaticano II. Los laicos, mujeres y hombres bautizados, son parte fundamental de este caminar, participando activamente en las decisiones y en el discernimiento para que la voluntad de Dios se haga presente. Monseñor Nácher enfatizó que, aunque en muchas asambleas eclesiales la mayoría de los asistentes son mujeres, reducir su contribución a una cuestión de porcentajes sería simplista. Para él, el objetivo es reconocer la importancia de la participación femenina en la Iglesia y valorar su papel en la catequesis, el servicio y otros apostolados.
Asimismo, Monseñor Nácher reflexionó sobre cómo la Iglesia está llamada a ser un testimonio vivo de comunión en la diversidad, promoviendo un diálogo en el que, a pesar de las diferencias, todos se respeten y escuchen. Subrayó que la sinodalidad no solo beneficia a la Iglesia, sino que también representa un mensaje profético de concordia para el mundo. En una sociedad dividida, el testimonio de la Iglesia puede inspirar consenso y respeto, mostrando que, aunque tengamos opiniones distintas, compartimos la misma fe y fraternidad.
Durante la entrevista, también mencionó la encíclica Dilexit Nos, que el Papa Francisco dedicó al Sagrado Corazón de Jesús. Monseñor Nácher describió esta encíclica como una llamada a volver a la interioridad y al amor de Dios en medio de un mundo frenético y carente de sentido. Recordó cómo Dios nos invita a cada uno de nosotros a reflexionar en lo profundo de nuestro corazón, reconociendo su amor y la necesidad de detenernos para redescubrir el significado de nuestras vidas en comunión con Jesús.
Para Monseñor Nácher, leer y meditar esta encíclica es fundamental para los creyentes, pues invita a interiorizar el amor de Dios y a encontrar paz en su presencia. A pesar de las voces críticas que puedan surgir, el arzobispo recordó la importancia de acudir a las fuentes originales, como los documentos del Papa y los escritos de los santos, y no dejarse llevar por interpretaciones que distorsionan el mensaje. El camino sinodal y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, expresó, son una guía para todos los cristianos, un recordatorio de que en el corazón de Dios “cabemos todos”.
