El dinero no debe ser nunca la razón por la cual nos alejemos de Dios

El apóstol Pablo nos dice en cambio que busquemos la justicia, la piedad, la fe, la caridad y la paciencia. Contra la vanidad y el orgullo se necesita mansedumbre

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San Ignacio de Loyola, en sus ejercicios espirituales, indica que para dar más gloria a Dios “Es menester hacernos indiferentes a todas las cosas… en tal manera, que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta…solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos creados”. Esta expresión nos ilumina para entender que el dinero no debe alejarnos de Dios y si esto sucede, es mejor elegir la santa pobreza, como data el testimonio de Santa Clara de Asís, una piadosa mujer lo abandona realmente todo: la seguridad de la familia, las riquezas y privilegios de un linaje noble y acomodado, la posibilidad de un matrimonio congruente, la inminente herencia paterna, para dedicar su vida a Dios.

Camino

Oscar Osorto, de la Catedral San Miguel Arcángel, opina que “Hoy en día el dinero puede llegar a ser un pensamiento de preocupación y no de ocupación, los bienes son para bien si sabemos hacer el bien con ellos, una posición en la vida de cada persona genera un deseo de logro personal, la fe siempre será nuestra brújula si sabemos el camino a tomar, los bienes materiales, el dinero y la posición de una persona jamás deben ser objeto de mayor peso en la balanza de la fe”.

Sumado a esto, el Presbítero Javier Martínez, Párroco de la comunidad Cristo Resucitado, afirma que “Poner la relación con Dios entre dicho por las cosas materiales, por el dinero y por cualquier otra realidad, hace ver que la importancia no está en Dios sino en las cosas y es por eso que el Primer Mandamiento nos dice que debemos amar- lo sobre todo, ya que Él tiene que estar por encima de todo”.

1 Cuidado

Hay que cuidarse de ceder a la tentación de idolatrar el dinero. Significaría debilitar la fe y correr así el riesgo de habituarse al engaño de deseos insensatos y perjudiciales, tales que lleven al hombre al punto de ahogarse en la ruina y en la perdición.

2 Perdición

El Papa Francisco mencionó en cierta ocasión que “El dinero tiene esta seducción de llevarte, de hacerte deslizar lentamente en tu perdición. Y por esto Jesús es tan decidido: no puedes servir a Dios y al dinero, no se puede: o el uno o el otro”.

3 Humildad

Las Escrituras mencionan que “Jesús siendo rico se hizo pobre para enriquecernos precisamente con su pobreza”. Este es el camino para servir a Dios. El dinero debe ser un medio y no un fin, por el cual perdamos la humildad.

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