Es una verdad innegable que, en la época actual, con la mejora de las tecnologías de la información, podemos compartir información en cualquier momento y lugar con todo el mundo. Y aunque las redes sociales tienen muchos aspectos positivos también son numerosos sus efectos negativos en la relación de niños y adolescentes con sus papás al haber alterado de manera clara y evidente, la dinámica de comunicación familiar y no es exagerado decir que, los padres se distraen más y están menos en sintonía con sus hijos pues centran constantemente la atención en sus celulares. Padres e hijos ya no mantienen conversaciones cara a cara, sino que se envían mensajes de texto, aunque estén a poca distancia o dentro de la misma casa, creando una triste situación, físicamente presentes, pero emocionalmente distantes.
Lo cierto es que, a juicio de muchos expertos, entre ellos psiquiatras, estiman que dichas prácticas significan, por primera vez en la historia, un paso hacia la ruptura entre una generación y otra, porque debido a la adicción a las pantallas de los celulares o “tablets” se corre el riesgo de acabar el diálogo en las familias, con el peligro que eso trae para la herencia, porque qué se le puede trasmitir o qué puede asimilar un niño que tiene cortada la conversación con el otro y que pareciera que lo único que existen son imágenes, pero estas no tienen cuerpo, sustancia, ni trasmiten emociones.
Aquí no se trata de satanizar la tecnología, sino de llegar a un punto donde ésta se adecue a la familia y no la familia a ella, porque el mal manejo de la tecnología en las familias afecta el desarrollo emocional de los pequeños, impactando en su proceso de socialización hasta causar, en el futuro, alteraciones del estado de ánimo, ansiedad, depresión, irritabilidad, aislamiento, alejamiento de la vida real y de las relaciones familiares, pérdida de la autoestima, esquizofrenia, obesidad infantil, problemas de sueño, etc. ¿Qué hacer? Aunque no hay tiempos descritos para el uso de la tecnología en familia, es importante que en cada hogar existan lineamientos o normas claras sobre la utilización de la misma, lo que sí está claro es que ningún esfuerzo será suficiente para evitar aislar a los hijos o permitir que la tecnología ocupe las funciones de un papá, porque el impacto es terrible debido a que las primeras personas que tenían que ocuparse de ellos no lo hicieron.
Es tan grave la situación de la adicción a las pantallas de televisión, celulares, tabletas y computadores en adolescentes y adultos que se ha convertido en un problema de salud pública En conclusión, ¿Qué significa que la primera palabra de un bebé no sea “mamá” o “papá”, sino “teléfono”? Tal vez no signifique nada, pero dado el efecto dramático que han tenido los aparatos electrónicos en la vida familiar, entrometiéndose y perturbando un espacio que siempre ha sido privado y compartido entre padres e hijos, tiene que ser tomado en serio y no ser visto como una situación sobre la cual los papas y los niños no tienen control.