Al celebrar la fiesta en honor a Nuestra Señora del Carmen, es inevitable hablar del Escapulario Carmelita, una prenda divina que la misma Virgen María entregó a San Simón Stock en el Monte Carmelo en el año 1251 para recordar a los fieles la necesidad de vestir la gracia de Dios y vivir en su presencia. El Escapulario es un regalo de Dios a la humanidad dado a través de su Madre y debe ser portado con mucha dignidad y responsabilidad. Llevarlo con nosotros implica un compromiso de fidelidad y no debe ser tratado como una simple moda o una tendencia en redes.
Compromiso
La Hermana Margarita Molina, de las Carmelitas Misioneras de Santa Teresa, enfatiza que llevar el Escapulario Carmelita implica el compromiso de esforzarnos por cumplir la voluntad de Dios, como ella lo hizo. “Ese ‘hágase’ de María nos llena a nosotros también de mucha alegría, porque nos dice que estar con el Señor es estar también cerca de ella. Por eso, debemos llevar el escapulario, que nos recuerda que colaboramos con su Hijo Jesús en la construcción del reino”.
Llevar el Escapulario no solo nos une a la Virgen María, sino que también nos llama a vivir una vida cristiana ejemplar. Cada día debemos responder con amor en nuestra forma de pensar, de ser y de hacer, recordando que llevamos a María con nosotros cuando portamos el escapulario en nuestro pecho. A través de este signo de fe, nos comprometemos a seguir sus enseñanzas y a mantenernos fieles a los mandamientos de Dios.
Forma
El Escapulario consiste en una tira bordada color café con el escudo de la congregación carmelita por el frente y por el revés, la imagen de la Hermosura del Carmelo; un segmento cuelga sobre el pecho de la persona y otro sobre la espalda.
Estas piezas se unen por dos correas o hilos que se superponen en cada hombro, de ahí proviene la palabra “escapulario” (escapular = omóplato). Es importante reconocer que no se trata de un amuleto, sino un sacramental, un signo que pretende llevarnos al Sacramento, es decir, a Cristo mismo. No se trata de utilizarlo porque con el obtenemos «suerte» o nos salvaremos, sino más bien, es un compromiso de vivir de acuerdo con las enseñanzas cristianas a ejemplo de la Santísima Virgen María.
Imposición del escapulario
El escapulario debe ser impuesto por un sacerdote en la fiesta de la Virgen del Carmen, el 16 de julio de cada año, donde se conmemora aquella madrugada que la Madre De Dios bajó al monte Carmelo para quedarse con sus hijos a través de esta escápula. Cuando un escapulario se daña, especialmente por el uso, no deben ser desechados a la basura, sino quemados o enterrados como el signo sagrado que representan.