Job, un hombre íntegro y temeroso de Dios, vivía rodeado de riquezas, familia y salud. Su vida ejemplar fue puesta a prueba cuando Satanás sugirió a Dios que la devoción de Job era fruto de sus bendiciones. Así, en un lapso breve, Job perdió sus bienes, a sus hijos y su salud. Sin embargo, ante cada golpe de la adversidad, él respondió con una fe in- quebrantable, diciendo: “El Señor dio, y el Señor quitó; bendito sea el nombre del Señor” (Job 1, 21).
Obdulio Madrid, delegado de la Palabra de Dios de la Parroquia San Nicolás Obispo en el departamento de Santa Bárbara, compartió su reflexión sobre la fidelidad y la fe in- quebrantable, del siervo Job. Madrid recalcó que las pruebas y sufrimientos que enfrentamos no provienen de Dios, sino del maligno, similar a cómo Job fue probado; es- tas adversidades no son castigos divinos, sino retos que el diablo impone para tentar nuestra fe.
El delegado añadió que “para vencer y para poder perseverar siempre en la fe, a pesar de las pruebas, necesitamos estar más en oración, para que Dios nos auxilie en esos momentos”.
1 Amor
La historia de Job es un llamado a los creyentes a cultivar un amor incondicional hacia Dios. Este amor no depende de las circunstancias, ni de los bienes materiales sino de una relación sincera con Dios.
2 Confianza
Job reconocía la soberanía de Dios sobre todas las cosas. Aunque no entendía el porqué de su sufrimiento, confió en la sabiduría y el propósito de Dios, que fue un ancla para su fe.
3 Oración
Job mantuvo un diálogo constante con Dios, expresando sus quejas, dolor y confusión. La oración nos conecta con Dios, permitiéndonos entregar nuestras cargas y encontrar consuelo en Su presencia.
4 Meditación
La Palabra de Dios es una fuente inagotable de esperanza y guía. El Salmo 23 nos recuerda que Dios está con nosotros en la adversidad y que todas las cosas cooperan para el bien de los que le aman.
5 Testimonios
Muchos santos y mártires han demostrado un amor inquebrantable a Dios: Santa Teresa de Ávila, San Juan de la Cruz y San Maximiliano Kolbe son ejemplos de cómo la fe florece en el sufrimiento.