El Papa Francisco invitó en el Ángelus de la Solemnidad de Corpus Christi, a ser personas que ya no viven para sí mismas, en la lógica de la posesión y del consumo, sino que saben hacer de su vida un don para los demás.
“Convertirnos en lo que comemos, ser “eucarísticos”. A esto estamos llamados, a ser personas, como Jesús, que ya no viven para sí mismas, que se convierten en pan partido para los demás, que superan egoísmos, que se abren al amor, que comparten fraternidad, talentos, sufrimientos y recursos con los necesitados.
Para el Papa Francisco, esta solemnidad de Corpus Christi, nos recuerda que la Eucaristía es ante todo un don, porque Jesús toma el pan no para consumirlo solo, sino para partirlo y darlo a los discípulos, revelando así su identidad y su misión.
Seamos pan partido para los demás
El Pontífice subraya que al celebrar la Eucaristía y comer este Pan, como hacemos especialmente los domingos, no es un acto de culto desvinculado de la vida o un mero momento de consuelo personal; pues Jesús al tomar el pan, partirlo y darlo, en comunión con él, nos hace capaces de convertirnos en pan partido para los demás, o como decía San León Magno, a convertirnos en lo que comemos.
“A esto estamos llamados: a convertirnos en lo que comemos, a ser «eucarísticos», es decir, personas que ya no viven para sí mismas, en la lógica de la posesión y del consumo, sino que saben hacer de su vida un don para los demás”.
En este contexto, Francisco reitera que, gracias a la Eucaristía, nos convertimos en profetas y constructores de un mundo nuevo.
¿Me gasto por los demás?
Como de costumbre al final de la alocución antes del Ángelus, el Papa pone a las fieles cuestiones que invitan a una reflexión, esta vez, sobre cuánto somos capaces de hacernos don y pan partido como Jesús.
“Preguntémonos entonces: ¿Guardo mi vida sólo para mí o la doy como Jesús? ¿Me gasto por los demás o me encierro en mi pequeño yo? Y, en las situaciones cotidianas, ¿sé compartir o busco siempre mi propio interés?