Estamos llamados a orar a tiempo y destiempo por las vocaciones

San Pablo nos invita a orar de esta manera, porque bien lo señalan las Escrituras, la mies es mucha y los obreros son pocos

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Orar por las vocaciones es una noble tarea cristiana, que al hacerla, el beneficio es en doble vía, porque la recompensa es tener santas vocaciones que se ponen al servicio del pueblo de Dios. Es una tarea que el mismo Señor Jesús nos pide en las Escrituras.

Llamado

El diácono Marvin Enrique Guerra, señala que, para cumplir el mandato del Señor, lo primero es orar y luego también trabajar en nuestras familias, en las escuelas y promover las vocaciones. “Hablarle a nuestros niños, a nuestros jóvenes de la vocación, porque si nosotros lo que estamos llamados a dar testimonio de nuestra fe, de nuestra vocación, no lo hacemos, los jóvenes, los niños buscan otros lugares donde invertir su vida”, puntualizó.

El futuro sacerdote insiste en que, en este mes de julio, toda nuestra Iglesia que peregrina en Honduras se nos llama a orar insistentemente por las vocaciones para que el Señor siga enviando muchos sacerdotes. “No debemos de hacerlo de cualquier manera, procurando pedir por más santos sacerdotes, santas religiosas, por los matrimonios y también por hombres y mujeres que quieran optar por la vida laical para consagrarse en el servicio al Señor”.

Discernimiento

Junto a la oración constante, debe ir de la mano un buen y sano discernimiento, es decir, un acompañamiento propicio que ayude a iluminar el tipo de llamado que Jesús hace, porque, en principio, todos estamos llamados a la santidad, unos como consagrados y otros en el mundo, dando testimonio con nuestra vida. El diácono explica que este discernimiento se debe hacer en espíritu de recogimiento, “para poder escuchar precisamente la voz de Dios, Él que habla al corazón del hombre, que habla a través de su Palabra, que habla también por medio de los acontecimientos sociales, de las circunstancias que vamos viviendo”. Es por ello que, hay que tener los ojos del corazón, los oídos bien abiertos para es- cuchar a Dios que nos quiere hablar al corazón y la gran tarea que nos queda es ser dóciles a esa voz de Dios.

El presbítero Delio Aceituno, de la Arquidiócesis de San Pedro Sula, remarca un llamado especial que tienen las familias como principales promotores vocacionales. “El mismo Jesús nos dice que debe ser una oración con insistencia, hay que orarle al Señor insistente- mente por el aumento de las vocaciones y precisamente en este mes de julio orarle al Señor pedirle que nos envié muchos sacerdotes religiosos religiosas pero sobre todo que nos envié muchas familias Santas porque de ahí es donde se va a forjar y se va a formar un buen sacerdote, un buen religioso y una buena religiosa”, dice e indica que, “los papás son muy fundamentales, la oración de los padres para la llamada de un hijo es fundamental, sino veámoslo con Santa Mónica y San Agustín”.

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