En la zona norte del país se vive con una inmensa alegría del Evangelio que, en compañía y bajo la inspiración del Espíritu Santo, realiza su labor a través de diferentes carismas que dan la sazón especial a esta arquidiócesis. Dentro de esta zona específica de la Iglesia que peregrina en nuestro país, se encuentran presentes varios movimientos eclesiales que se forman, viven en hermandad y comunidad; entre ellos podemos destacar: Camino Neocatecumenal, Renovación Carismática, Cursillos de Cristiandad, Movimiento Familiar Cristiano, Pan y Vino, Emproístas, Movimiento Camino, Legión de María, Dimensión Samaritana, así como también, diferentes congregaciones religiosas que realizan su misión según el tinte distintivo de cada una de ellas como ser las hermanas salesianas, misioneros de la congregación de la misión conocidos como “paulinos”, hermanos lasallistas, franciscanos, carmelitas, etc.
Fray Estuardo Pérez, de la Congregación Dominica enfatiza en que dentro de la Iglesia existe un abanico de posibilidades y maneras de vivir nuestra; “es muy enriquecedor decir que hay para todos los gustos, sabores y colores, eso es positivo porque la gente se adhiere donde se siente identificado”.
Cada uno colabora con la formación de los esposos, novios, jóvenes, matrimonios, niños, todo esto como riqueza para la Iglesia”. La oportunidad de adentrarse y desarrollarse en un camino, es una opción donde nuestra fe puede ser vivida de distintas formas sin perdernos de un camino. Es como un descubrir que Cristo sigue siendo la cabeza pero que dentro de su cuerpo hay distintos carismas, sabores, dones y espirituales que nos llevan a encontrarnos con Él.