Llamado popularmente como el Vía Crucis de San Juan Pablo II, el Vía Crucis bíblico es una de las obras de piedad popular que se puede realizar todos los viernes de Cuaresma y, sobre todo, el Viernes Santo. Esta práctica, es poco usado en Latinoamérica. La principal característica es su referencia en las escrituras, ya los cuatro evangelistas hablan de las catorce estaciones.
Diferencias
Entre las diferencias de este Vía Crucis con el tradicional, es que no contiene las tres caídas, el encuentro de Jesús con su Madre y con la Verónica. No porque nada de esto haya ocurrido, sino para darle un fundamento según el Evangelio. El padre Juan Antonio Hernández, señaló que “Es bueno que el Vía Crucis, especialmente el de San Juan Pablo II, nos quiere hacer volver a las Sagradas Escrituras y eso quiere marcar que el fundamento de Cristo, siempre es la Palabra que habla, que transmite vida”.
Novedad
Entre las estaciones que se agregan a este Vía Crucis, se encuentran: la oración de Jesús en el huerto de Getsemaní, la traición de Judas, la condena del Sanedrín, las negaciones de Pedro, el juicio de Poncio Pilato, Jesús azotado y coronado de espinas, la promesa al buen ladrón, la Virgen María y Juan al pie de la Cruz
Bíblico
En el Vía Crucis de San Juan Pablo II, cada una de las estaciones tiene su cita bíblica propia, esto ayuda a que cada persona pueda tener un mayor contacto con las Sagradas Escrituras. Se realiza mucho en Europa y Estados Unidos, mientras que el tradicional, es más común en Latinoamérica.
Piedad
La práctica penitencial del camino de la Cruz, es un momento en el que la feligresía contempla los diferentes pasos de Jesús, en algunos desde su agonía en el huerto de los Olivos, en otros desde su condenación a manos de Poncio Pilato, hasta llegar a su crucifixión, muerte y sepultura. Fue en el año 1979 que salió el nuevo Vía Crucis basado en las citas bíblicas sobre la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.
