Un estudio previo en Wuhan (China) publicado en la revista médica británica The Lancet, mostró que el 76 por ciento de los pacientes que requirieron hospitalización y que se recuperaron, en su mayoría mujeres, tuvieron los síntomas de la enfermedad durante 6 meses más. Los más comunes fueron fatiga o debilidad muscular y dificultades para dormir. Además, el 23 por ciento padeció de ansiedad o depresión.
Los efectos del nuevo virus a largo plazo más comúnmente identificados, fueron: fatiga en un 58 por ciento, dolor de cabeza 44 por ciento, trastorno por déficit de atención en 27 por ciento, caída del cabello un 25 por ciento, problemas respiratorios 24 por ciento y pérdida del olfato en un 24 por ciento.
Otros problemas persistentes fueron los pulmonares, como la tos, opresión torácica, disminución de la capacidad de difusión pulmonar, apnea del sueño, fibrosis pulmonar, arritmias, miocarditis neurológica o psiquiátrica, pérdida de memoria, entre otros. Durante el seguimiento, el 34 por ciento de los pacientes tuvo una radiografía de tórax anormal. También se observaron marcadores sanguíneos elevados que se podrían utilizar como pronóstico de la enfermedad.
Problemas
Según el doctor Carlos Umaña, presidente de los médicos del Seguro Social de San Pedro Sula “El COVID-19 no solamente presenta problemas al padecerlo, sino que deja muchas secuelas con las que los médicos estamos sorprendidos”.
Dentro de las secuelas tempranas, el doctor Umaña menciona, que en el país hay personas que han quedado con problemas de circulación, infartos, trombosis en los intestinos e incluso puede haber dolores y mucha dificultad para respirar. También, agrega que dentro de las secuelas tardías existen situaciones como: hormigueo en las piernas, dolores musculares y de cabeza, los que han manifestado gran cantidad de pacientes. “Hay otro síntoma que es muy molesto, se trata del ticnitus, que es un zumbido en los oídos que puede manifestarse hasta seis meses” señaló el galeno.
