San Juan Pablo II: El apóstol de la misericordia

Esta devoción se resalta en el tiempo de Pascua

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La revelación de la misericordia es la corroboración del amor del Padre a sus hijos, nos explicaba uno de los Papas que en su época hizo un gran énfasis en una de las necesidades más particulares de los tiempos en que vivimos. Estamos hablando del Papa San Juan Pablo II, quién en sus días de servicio al pueblo de Dios, nos enseñó a identificar la manifestación para descubrir la sublimidad de la vocación al sentir compasión por los que más lo necesitan.

Misterio

“Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó y estando nosotros muertos por nuestros delitos, nos dio vida por Cristo” nos indica el Santo Pontífice en la encíclica papal “Dives in misericordia”, donde se nos recuerda que es conveniente ahora que volvamos a la mirada a este misterio.

La infancia y adolescencia de Karol Wojtyla o mejor conocido como el Papa Juan Pablo II, no fue fácil, a través de experiencias en carne viva y a muy temprana edad, el presbítero tuvo que vivir los episodios que irían forjando poco a poco su carácter humano y también de fe. Con la muerte de su madre a los 8 años, seguidamente la de su hermano y su experiencia en la guerra, Wojtyla, mostró inclinación por los asuntos religiosos, revelando el amor profesado de Dios, que poco a poco después se extendió también a su padre. A San Juan Pablo II se le conoce como “El apóstol de misericordia”, siguiendo la tradición de sor Faustina Kowalska, que fue a quien el Señor Jesús, se le reveló a través de la imagen de la Divina Misericordia.

“Gracias a él, se tiene esa devoción de la Coronilla de la Divina Misericordia que se reza a las 3 de la tarde, la hora en que nuestro Señor murió” nos relata el presbítero Cecilio Rivera, vicario de Basílica Nuestra Señora de Suyapa, rememorando que el Santo Padre en su vida sufrió un atentado y que años después visitó a su agresor en la cárcel para perdonarlo. “Con su vida dio testimonio de la misericordia de Dios” indicó Rivera. La esencia de Dios, es la misericordia. El hijo del hombre sola mente nos pide un requerimiento para entrar al cielo y es que seamos misericordiosos como Él; si lo hacemos, también nos comportamos misericordiosos con los más necesitados. “Hay que confiar en la misericordia del Señor”, nos comparte Marco Martínez, miembro activo de la comunidad de la Parroquia Santo Domingo Savio, invitando a las personas en general para que entren en el mundo del misericordioso, ya que el mundo necesita el compromiso y la conciencia de los hermanos con el prójimo.

Asimismo, Martínez, dice que “no necesitamos buscar a quién ayudar, la vida misma nos va presentando la oportunidad”, afirmando que solo basta con tener los ojos bien abiertos y, más que los ojos, un corazón dispuesto a las peticiones del Señor así como lo hizo Karol Wojtyla.

Una noche previa al domingo de la Divina Misericordia, partió el “Papa peregrino”. En aquel momento se celebraron las exequias del difunto Pontífice con más de tres millones de personas que rindieron homenaje al polaco que fue querido por jóvenes, adultos y será recordado siempre como “El apóstol de la misericordia”.

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