Reflexión | Honduras tiene nombre de madre

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Columnista Semanario Fides, Portavoz C.E.H y arquidiócesis de Tegucigalpa

Hace un poco más de 100 días atrás, comenzábamos a vivir una nueva etapa de nuestra historia patria con la asunción al poder de la primera mujer que alcanza a ostentar el cargo de presidenta del Poder Ejecutivo. Las expectativas depositadas sobre ella y su equipo de trabajo eran muy altas y siguen siéndolo. Es evidente y hasta inútil pretender hacer un balance total de su gestión, pero lo cierto es que, dado que este domingo es día de la Madre, quisiéramos todos aspirar a ver a la señora presidenta cumpliendo un papel más decidido en la manera de dirigir el país.

Lo dijimos desde el momento que asumió, incluso su esposo como presidente y lo hemos venido repitiendo a lo largo de todos estos años: el éxito de un gobierno sea del color que sea, es el bien de todos. No se trata de romantizar el papel de la señora presidenta, sino de permitirle a ella que actúe y que ella, como se lo recomendamos desde un inicio sepa escuchar a los que pueden ayudarle sin intereses de grupo, mezquinos y arrogantes.

El problema es que van pasando los días y junto a la crisis institucional dejada por el des-gobierno anterior, la crisis mundial por la pandemia y la guerra en Ucrania, es sintomático que algunos desaciertos de estos días, lo cual es comprensible, quieran luego disfrazarse con medidas que son populistas y muy llenas de un tinte propagandístico.

El poder marea y desubica, sobre todo a aquellos nuevos funcionarios que terminan haciendo lo que antes criticaban. Se han tomado medidas acertadas para desmontar algunas de las cosas que a todas luces eran inconstitucionales y fueron promovidas en el pasado con un afán muy egoísta y trinquetero, pero hay que estar muy atentos a no repetir fórmulas y posturas de intransigencia que luego lo único que hacen es imposibilitar más la reconciliación nacional. Es impostergable que más que hacer gestos que benefician a la clase obrera se generen fuentes de empleo permanentes y dignas.

Se debe trabajar en conjunto con la empresa privada y como se les ha insistido desde siempre a ellos, deben ser más empresarios que comerciantes. Emprender, es posible cuando se respetan las reglas del juego por parte de todos los actores y cuando se deja de comprar influencias que terminan haciendo que lo que se emprende se pierda porque detrás hay una inmensa falta de ética que termina por ahogar lo que de bueno pudiese haberse alcanzado. Confrontar, dividir, imponer, no son los mejores verbos para ser usados en un país como el nuestro. Actitudes revanchistas y partidistas, tampoco.

Muy cierto es que las humillaciones y desprecios del pasado calan hondo, pero se debe actuar con madurez y prudencia y no de manera visceral e infantil. Claro que Honduras tiene nombre de mujer, pero no de una mujer cualquiera sino el de mujer digna con corazón de madre, no de madrastra.

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