Palabra de vida | “Jesús hacia El Calvario”

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El discípulo debe seguir al Jesús,, profeta mártir, hijo de Dios y perfecto orante.

Entramos en la Semana Santa de año Jubilar y este gran domingo está guiado con un rico aroma de fe que la inaugura. Espiritualmente entramos a Jerusalén la ciudad que grita: “Que grande es en medio de ti el Santo de Israel” o como hemos leído: “Bendito el que vienen en el nombre del Señor”. Y, entrando con estos sentimientos escucharemos la solemne narración de la Pasión del Evangelio de Lucas, que nos acompaña en este año litúrgico. Para Lucas contar los relatos de la Pasión “cuando conducían a Jesús hacia El Calvario…” es como una “huella existencial” a quienes los primeros cristianos acudían y que para el evangelista es una invitación para que los discípulos puedan seguir a Jesús detrás de sus propios pasos. Así Simón de Cirene y las piadosas mujeres no están allí de simples espectadores o testigos neutros, sino que aparecen como casi modelos del seguimiento de Jesús. El propio crucificado antes de morir deja a todos sus discípulos el testamento del perdón a los pecadores por las ofensas recibidas: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Lección que el Maestro repitió a lo largo de toda su vida y ministerio terreno. Y, en esta línea del amor y el perdón, sólo Lucas narra el arrepentimiento del buen ladrón, a quien Jesús le ofrecerá el don del Reino prometido. También se asocia a esta enseñanza para la vida de los discípulos la actitud orante de Jesús, que incluso en la hora de la muerte, también se presenta como una síntesis de toda su vivir: “Padre, en tus manos entrego mi espíritu”. La última palabra que aflora en los labios de Jesús es, según Lucas, aquel “Padre” final, pronunciado con la serenidad y la confianza de un Hijo. El discípulo debe seguir a Jesús, profeta mártir, Hijo de Dios y perfecto orante. Hay que recalcar querido lector, que este evangelio de Lucas, más que los otros evangelios traza de manera importante el camino que el discípulo deber recorrer en el seguimiento de Cristo. Y, que hoy al iniciar la Semana Santa estamos llamados de nuevo a reprender para ser en verdad: Discípulos del Nazareno. ¡Santa y feliz semana para todos! No abandonemos Jerusalén en este tiempo de gracia, en ella veremos el amor y gloria de quien murió y resucitó para salvarnos.

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