Los adultos mayores son maestros de la ternura que debemos cuidar

El Papa nos recuerda que la sabiduría de los ancianos ayuda a los jóvenes a mirar el futuro con esperanza

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Doña Carmen Martínez, es una abuelita de 70 años que refleja en su sonrisa la alegría que le brinda su familia y sus “cabellos de plata”, reafirman la sabiduría que le han otorgado los años. Ella pertenece a una comunidad del Apostolado de la Cruz y es la super heroína de sus cuatro nietos, ya que todavía la llaman al dormir para quitarse los miedos. Ella es muy cercana con ellos y sin quitar responsabilidad a los padres, siempre está dispuesta para abrazarlos, orientarlos, escucharlos, darles mucho amor y cuidado. Esa podría definirse como la ternura que el Papa Francisco está pidiendo que reconozcamos en este mes en todos los adultos mayores.

Sentido

El Pontífice afirma en su video de intención de oración para julio que, a los mayores, la sociedad les ofrece muchos planes de asistencia, pero pocos proyectos de existencia, olvidándose de la gran contribución que aún pueden aportar. “Ellos son el pan que alimenta nuestras vidas, son la sabiduría escondida de un pueblo” dijo el Vicario de Cristo. Asimismo, recuerda una verdad que muchas veces pasamos desapercibida y es que no se puede hablar de la familia sin hablar de la importancia que tienen los ancianos entre nosotros. Es por ello que estamos llamados dice el Obispo de Roma a tener una “verdadera revolución de la ternura”, teniendo en cuenta que las personas mayores tienen a menudo una sensibilidad especial para el cuidado, para la reflexión y el afecto.

Testigos

Doña Carmen desde su experiencia, afirma que ser maestros de la ternura, como lo menciona el Papa, es alcanzar la paciencia, la bondad, la generosidad, el respeto y, sobre todo, la experiencia para transmitirlo todo, muchas veces sin necesidad si quiera de hablar. “El abuelo es la persona que es capaz de comprender, el abuelo es como un super héroe, así que, el que tiene un abuelo, tiene una joya” dijo Humberto Quiroz, un laico comprometido del barrio Casamata de esta capital, confiesa que compartir con los abuelos y adultos mayores, le permite disfrutarlos. “Sentir su abrazo, sus palabras de cariño y aliento, también sus llamados de atención cariñosos pero enérgicos, son una fuente de ternura que viene del corazón.

Esa ternura me hace sentirme amado, que formo parte de una familia, que tengo una raíz en el mundo” exclamó y añadió con respecto a sus abuelos, que ellos fueron los primeros en hablarle de la fe y de Dios y concedió que se pudiera acercar a la Iglesia. “Ahora sé que mis Abuelos han sido un regalo de Dios en mi vida” dijo.

Perseverancia

San Juan Evangelista, a quien la tradición señala como un adulto mayor cuando se redactó el Evangelio de su autoría, es enfático en las escrituras al hablar del verbo permanecer. Lo menciona reiteradamente cuando habla de la vid y los sarmientos. Esta palabra traducida por muchos como la perseverancia, es un claro ejemplo de lo que viven los adultos mayores, menciona el presbítero Avilio Zambrano, párroco de la comunidad San Pedro Apóstol. “Ellos nos dan ejemplo de perseverancia, muchas veces nos agüitamos por cualquier cosa, ellos no, vienen las enfermedades, las tempestades y han podido superarlas” dijo y agregó que ellos se mantienen fieles.

Este mismo criterio sostiene el padre Dimas Rivera, párroco de la comunidad el Espíritu Santo, que recuerda que, en esta pandemia, ellos han sido los más afectados y a pesar de ello, siguen permaneciendo fieles. “Son los más fieles en la Iglesia y en esta pandemia, son y los que más cuidamos también. Ellos son los que, en cierta forma en la Iglesia doméstica, mantienen encendida la luz de la fe” asevera.

Claudia Núñez, que trabaja con las Damas Guadalupanas, un grupo de mujeres en su mayoría viviendo su vida ascendente, considera que la sabiduría es un don de Dios y se puede disfrutar en ellos. “Muchas veces son descartados por una sociedad mundial cada vez más consumista y que no se detiene y no contempla los grandes detalles que encontramos en los abuelos” afirma.

El clamor mundial señala que queda mucho camino por recorrer en materia de políticas sociales dirigidas a las personas mayores, destinadas a limitar la condición de aislamiento a la que se ven abocadas demasiadas personas mayores en la actualidad en la actualidad. Ellos son capaces de ver y escuchar lo que la gran mayoría, corriendo tras sus ocupaciones, no percibe. La alianza entre las generaciones, entre los ancianos y los jóvenes, es una bendición para la sociedad.

Una Iglesia cerca de los ancianos

El cardenal Kevin Farrell, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, al referirse a la misión de los ancianos en el mundo y en la Iglesia sostuvo que, “El Santo Padre nos invita a tomar conciencia de la relevancia de los ancianos en la vida de las sociedades y de nuestras comunidades y a hacerlo no de forma esporádica, sino estructural, con una pastoral ordinaria. Es decir, no se trata de perseguir una emergencia, sino de sentar las bases de una pastoral a largo plazo, que nos implicará durante décadas. Además de reafirmar la importancia de contrarrestar la cultura del descarte, el Papa también parece querer ofrecer puntos de referencia a quienes experimentan el desconcierto de descubrirse adelantados en años”.

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