La comunidad parroquial San Antonio María Claret del sector el Carmen, de la Arquidiócesis de San Pedro Sula, peregrinó hacia la Catedral San Pedro Apóstol, en el marco del Jubileo 2025. Los feligreses se congregaron a partir de las 2:00 p.m. en plaza las Banderas en compañía de los padres de la congregación Claretiana que son los responsables de la parroquia. Llegaron el Párroco Padre Manuel Sánchez, el Vicario Parroquial, Padre Hugo Asturias y el Obispo Emérito de esta zona pastoral, Monseñor Ángel Garachana, quien pertenece a esta orden.
Alegría
Los peregrinos, al llegar a catedral, fueron recibidos por el Arzobispo de San Pedro Sula, Monseñor Miguel Lenihan, quien les expresó “Los invito a entrar por esta puerta de la Esperanza siguiendo mis pasos y reunirnos en asamblea litúrgica para celebrar los divinos misterios, entramos con orden, sin prisas y conscientes del gesto que realizamos”. La Misa, que congregó a numerosos fieles, inició con la tradicional bendición del agua que evoca el Bautismo y la unión de los creyentes en Cristo.
Mensaje
En su homilía Monseñor Lenihan dijo: “Es impresionante ver el fervor cristiano de la parroquia San Antonio María Claret, gracias por este sacrificio que han hecho de salir desde sus casas, hacer esta procesión jubilar y estar aquí en la Iglesia para celebrar juntos, gracias y bienvenidos a monseñor Ángel y al Padre Manuel y Hugo, pastores que acompañan a su pueblo esta tarde.”
El Arzobispo en su mensaje comentó que en el año jubilar hay muchos aspectos por resaltar, al decir que “hoy estamos celebrando el aspecto de la peregrinación, que es muy importante, esta tarde que venimos en peregrinación nuestra oración al Señor es, “ábrenos la puerta de la misericordia”. Por otra parte, detalló que lo importante de la peregrinación es la reconciliación. “Estamos invitados a ganar la indulgencia plenaria durante este año jubilar. Sabemos que hay condiciones para esto, en primer lugar, tenemos que ser bautizados, haber hecho la Primera Comunión, confesarnos, reconciliarnos con Dios y reconciliarnos con nuestros hermanos, también estamos invitados a comulgar, recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo y también estamos invitados a orar por las intenciones del Santo Padre y más que todo oremos por su salud, por las intenciones de la evangelización, de la misión y los frutos del año jubilar”. El momento culminante de la celebración fue la Eucaristía, en la que los peregrinos comulgan, recibiendo el Cuerpo y la Sangre de Cristo, acto que fortaleció los lazos como pueblo de Dios en este significativo Año Jubilar.