La falta de misericordia en Honduras limita fomentar una cultura de paz

Este elemento fundamental se nos ha entregado gratuitamente, pero no ha sido bien utilizado e incluso se ha olvidado por parte de la sociedad

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La Misericordia es un atributo de Dios que se da en la medida que se tiene, al igual que la caridad, el perdón y la compasión, más en este tiempo en donde prima la cultura del consumo, el odio y el rencor.

Este regalo del Señor nace y brota desde el corazón del hombre como un sentimiento de compasión, que nos lleva a sentir el mismo sufrimiento del otro, sus anhelos y esperanzas, contexto que hoy en día es diferente ante la cultura del descarte, resaltando las palabras “sálvese quien pueda”. Según el Padre Wilson Canizales, vicario de la Basílica Nuestra Señora de Suyapa, “Lo que hemos visto en medio de esta emergencia sanitaria, es como los gobiernos, especialmente el nuestro, se han mostrado muy indiferente ante las necesidades de un pueblo que sufre”. El presbítero además expresa que “como cristianos estamos llamados a iluminar a todos con la misma misericordia que se nos ha otorgado, más aún a los pobres, los necesitados y quienes no tienen quien alce su voz por ellos. De esta manera se estaría dando paso a una verdadera cultura de paz, regalo que es otorgado por el mismo Resucitado” añadió.

Paz

San Francisco decía que “No puede fomentar paz una sociedad llena de rencor, de envidia, de odio, de división, por lo que se deberán considerar dos virtudes, para ser embajadores de la paz: la humildad y la sencillez”. Estos dos preceptos deben de ser tomados como un regalo para logar tener un mejor país, según el sociólogo Armando Orellana.

“En nuestra sociedad existe muy poco el espíritu de misericordia, lo que impide ver y amar al prójimo como a uno mismo” apunta Orellana y reconoce que “en Honduras vemos como los grupos de poder se dedican a concentrar las riquezas, valiéndose de cualquier tipo de actuación, sabiendo que hay muchos hondureños viviendo bajo los grandes índices de pobreza sin recibir servicios de salud, educación y misericordia”. El experto también señala que “en la medida que el ser humano valore la virtud de la misericordia, se podrá tener una mejor cultura”.

Cambios

La indiferencia social y la cultura del descarte, hacen que la corrupción y otros flagelos tomen una mayor fuerza al interno del país, lo que estaría dejando grandes secuelas como la pobreza, inseguridad, violencia y muerte, así como el incumplimiento de derechos humanos como la educación y la salud. “Esto se ha violentado en los últimos meses por el mal manejo de la emergencia sanitaria, lo que evidencia que el único interés es el enriquecimiento ilícito y no una verdadera cultura de paz” finalizó Orellana.

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