La comunión de los santos: el camino de la Iglesia en todas sus etapas

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La vida no termina con la muerte y, por lo tanto, los que durante su vida en la tierra han sido miembros de la Iglesia, lo siguen siendo después de fallecer

En cada Eucaristía dominical proclamamos en el Credo con una voz común, con fuerza, unidos a los demás creyentes: “creo en la comunión de los santos”, pero muchas veces no nos detenemos a pensar qué significa esa expresión. Para entender de una mejor manera esta afirmación, es importante remitirse al magisterio de la Iglesia.

La constitución apostólica Lumen Gentium, en su numeral 49, al hablar de los discípulos del Señor, recuerda que “Unos peregrinan en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican; mientras otros están glorificados, contemplando claramente a Dios mismo, uno y trino, tal cual es”. Es por ello que al hablar de la Iglesia se debe reconocer a la Iglesia militante, purgante y triunfante, teniendo en cuenta que no son tres iglesias, sino una sola con tres estados.

Comunión

Esto se profundiza en el Credo, al afirmar que creemos en la comunión de los santos y bien lo explica el Catecismo de la Iglesia Católica, citando a San Pablo VI, en el numeral 962, que dice que, “Creemos en la comunión de todos los fieles cristianos, es decir, de los que peregrinan en la tierra, de los que se purifican después de muertos y de los que gozan de la bienaventuranza celeste, y que todos se unen en una sola Iglesia”. Abraham Gálvez, seminarista arquidiocesano, detalla que es precisamente en la interrelación entre estos tres estados de la Iglesia que se cumple a plenitud, lo que llamamos en el Credo, la comunión de los Santos, puestos que, “La Iglesia triunfante, que es la que ya está en el cielo, ora por nosotros los que aún peregrinamos, lo mismo que nosotros oramos por los hermanos que están en el purgatorio, ya que, ellos no pueden hacerlo por sí mismos”.

Camino

Leonardo Morazán, es un salesiano cooperador y al hablar de estos estados de la Iglesia, recuerda que tenemos una figura familiar en ella que nos ayuda a entender este camino que realizamos. “Pensemos en nuestra Iglesia doméstica, como una abuela, un tío, mamá o papá que ya se nos adelantaron, inspira nuestras acciones y guían nuestra conducta moral, dijo. Morazán indica que, la herencia que nos dejan son sus recuerdos, amándolos celebrando sus fechas importantes y recordándolos con cariño y con amor. “La unidad de esa familia, es la misma unidad de la Iglesia que trasciende el plano físico y nos permite entender que todos caminamos en la misma dirección hacia Dios” manifestó.

1 Triunfante

Son los miembros de la Iglesia que alcanzaron la meta, la victoria, y están en el cielo. Después de haber vivido, están finalmente en la presencia de Dios. Aquí no hay llanto, vacío, ni dolor. Son aquellos que han alcanzado la santidad.

2 Purgante

Está formada por los que aún permanecen en el purgatorio. Aquí pertenecen las almas que, si bien están en la comunión de los santos, aún no están del todo en la presencia de Dios. Se les puede ayudar rezando por ellos, para que, puedan estar con Dios pronto.

3 Militante

Son todos aquellos que aún en este mundo, están llamados a hacer la voluntad de Dios. ¿Cuál es esta voluntad? Que Cristo Jesús sea el propósito de su vida y anunciar la Buena Nueva: Que Dios dio a su único Hijo para salvarnos.

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