Francisco en el Ángelus: “liberarse de los apegos y hacerse a un lado cuesta”.

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El Papa Francisco, en su alocución de hoy previa al rezo mariano del Ángelus, ha reflexionado sobre el Evangelio de hoy que recoge el testimonio de Juan el Bautista sobre Jesús después de haberlo bautizado en el río Jordán. Al respecto reflexionó sobre la importancia de ser libres de los apegos, de cultivar la virtud de hacerse a un lado.

Nos cuestionó si somos capaces de hacer sitio a los demás, de escucharlos, de dejarlos libres, de no atarlos a nosotros pretendiendo gratitud.  El papa Francisco nos preguntó si somos capaces de atraer a los demás hacia Jesús o hacia nosotros mismos. Y siguiendo el ejemplo de Juan, nos indagó si sabemos alegrarnos de que las personas emprendan su propio camino y sigan su llamada, incluso si eso implica un poco de desapego respecto a nosotros, si nos alegramos de sus logros, ¿con sinceridad y sin envidia?

El signo del verdadero educador

Juan el Bautista, afirmó el Papa, predicó y reunió discípulos, los formó, y, sin embargo, señaló Francisco, no ata a nadie a sí. Este es el signo del verdadero educador remarcó, no atar a las personas a uno mismo.

“Juan pone a sus discípulos sobre las huellas de Jesús. No está interesado a tener seguidores, a obtener prestigio y éxito, sino que presenta su testimonio y luego da un paso atrás para que muchos tengan la alegría de encontrar a Jesús”.

Con este espíritu de servicio, con su capacidad de dejar sitio, Juan el Bautista nos enseña una cosa importante, enfatizó Francisco: la libertad respecto a los apegos. Sí, porque es fácil apegarse a roles y posiciones, a la necesidad de ser estimados, reconocidos y premiados.

Sin embargo, para el Santo Padre, este apego, aunque si es natural, no es bueno, porque como dijo el Papa, el servicio implica la gratuidad, el cuidar de los demás sin ventajas para uno mismo, sin segundos fines.

Crecer en espíritu de servicio

Libertad de los apegos, esto dijo el Papa es importante, para un sacerdote “que está llamado a predicar y celebrar no por afán de protagonismo o por interés, sino para acompañar a los demás hacia Jesús”. O en los padres de familia, que educan a sus hijos con sacrificios y luego los dejan libres para que sigan su propio camino en la vida. Al respecto, el Pontífice dijo que es justo que “los padres sigan asegurando su presencia diciendo a los hijos: “no los dejamos solos”; pero con discreción, sin intromisión”.

Liberarse de los apegos y hacerse a un lado cuesta recordó Francisco, pero es importante hacerlo siempre, en todo momento, en la amistad, en la vida de pareja, en la vida comunitaria: es el paso decisivo para crecer en el espíritu de servicio.

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