“Vivimos en un mundo donde se percibe una gran orfandad, sin una referencia a un Padre” dijo Monseñor Teodoro Gómez, Obispo Auxiliar de Tegucigalpa, al leer la homilía dominical del Cardenal Óscar Andrés Rodríguez en este cuarto domingo de Cuaresma, conocido como el Domingo de Laetare, donde particularmente las vestiduras litúrgicas son de color rosa.

Al meditar sobre la conocida parábola del “Higo Pródigo”, que según muchos teólogos, debería llamarse la parábola del “Padre Misericordioso”, Monseñor Gómez detalló que “Son muchos hombres y mujeres que no han conocido un verdadero padre natural o espiritual. Sin este suelo firme de un amor liberador la vida humana cae en el vacío, en la soledad y en el sin sentido”.

El Evangelio de hoy nos muestra el rostro de Dios, mejor aún, su corazón enfatizó Gómez, quien detalló que “El padre dice: “Celebremos un banquete”; un banquete de fiesta; es la fiesta de la vida… Así es el Dios que se nos revela en Jesús y nos espera siempre. Nos espera el Dios de la fiesta y de la alegría. Dios nos ofrece un banquete festivo, por encima del odio y de la violencia que dominan el mundo, por encima de las situaciones terribles que dominan el mundo”.

Es importante recordar dijo Monseñor Gómez que “El padre es la referencia para hacer el camino de vuelta. Es el camino de la conversión a Dios”. El hombre verdadero es aquel que reconoce sus propias contradicciones, su debilidad y su miseria; es el que se pone en la verdad. Nosotros también necesitamos ponernos en la verdad y reconocer nuestra fragilidad.

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