En misión | ¡Gracias Papa Francisco!

0
52
P. Bernardino Lazo

Es de cristiano bien nacido, ser agradecido”; la primera vez que escuche este bello refrán, me dejo reflexionando y comprendiendo la grave importancia del agradecimiento. El Señor Jesús nos muestra en este pasaje de la sanación de diez leprosos como somos en este tema: “Mientras (los leprosos) iban quedaron sanos. Uno de ellos, al verse sano, volvió de inmediato alabando a Dios en alta voz, y se echó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole las gracias. Era un samaritano” (San Lucas 17, 15-16). El 1% de los que recibieron el milagro, regresó a dar gracias, hay que romper con eso.

Y por eso, no podemos dejar pasar este tiempo en que el Papa Francisco se ha presentado a la Casa del Padre, para agradecerle por todo y por tanto. ¡Gracias Papa Francisco! Por mostrarte tan humano, tan frágil, tan imperfecto; que nos hizo sentir que también nosotros debemos ser humanos, frágiles e imperfectos; que es desde esa humildad, como materia prima, en la cual Dios hace la obra de salvación en nuestras vidas. Es, a través de esa condición, que el Señor nos hace transitar por el camino de fe que nos hace esperar un dimensión sobrehumana, fuerte y perfecta como nuestro Padre Dios lo es (cf. San Mateo 5, 48).

¡Gracias Papa Francisco! Por procurar estar cerca, atento y con una capacidad de escucha increíble; para hacernos comprender que más que estar diseñando mil estrategias para evangelizar, jamás van a ser tan eficaces como esa capacidad de hacerse uno con cada persona (1 Corintios 9, 19-23), especialmente con esas que nos irritan fácilmente; dar atención desde el más pequeño como el más anciano, ya que nos tienen mucho que enseñar de la vida y de Dios; y recordar que tenemos dos oídos y una boca porque es más transcendental escuchar activamente que estar parloteando todo el tiempo. ¡Gracias Papa Francisco!

Por salir, buscar, atender a todos, todos y todos; porque estabas convencido que Dios es Padre de todos y para todos; así nos enseñaste, el cris- tiano no puede poner etiquetas para creer que hay categoría de personas. En el Amor de Dios no hay división, todos somos sus hijos (cf. San Mateo 5, 45); y para nosotros, todos los hombres y mujeres son nuestros hermanos, todos. ¡Gracias Papa Francisco! Por hacernos ver que un corazón que se ha encontrado con Jesús es alegre siempre, no se cansa de hablar de su amado en todo tiempo, está en permanente dialogo con Él en la oración; cuida de la Casa Común que Dios nos ha construido, ha comprendido que la Misericordia Divina es eterna, nunca se cansa, nunca se agota; ve en Cristo un Corazón de carne y de divinidad que palpita siempre con eterno Amor para sus creaturas y su creación. ¡Eternas Gracias Papa Francisco!

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí