Editorial: Nuestra voz | Volver a clases presenciales ¿Para qué?

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Dos años y 4 meses perdidos en términos de aprendizaje, ese es el comentario más común en este último tiempo, entre las familias, padres y madres de familia, así como de niños y niñas que asisten a la escuela o al colegio. Es un sentimiento generalizado a causa de la pandemia, sin embargo, se rescata que a nivel social los menores aumentaron los tiempos para compartir en familia.

Pero el tiempo compartido en familia, no es suficiente para suplir las necesidades, ya que las dificultades significativas en el desempeño y vida emocional de los alumnos, la falta de estimulación permanente a nivel escolar y de interacción con sus compañeros, profesores y amistades, se han ido agudizando producto del confinamiento y la falta de interacción social, que facilita el espacio escolar, que era uno de los lugares más seguros que tenían los estudiantes en Honduras. Es por esa razón que no se logra entender la negativa de algunos de los docentes de retomar las clases presenciales, ya que mientras la Secretaría de Educación busca imponer que la vuelta a clases sea prioritaria desde el 18 de abril en adelante, los profesores por su parte, exigen que se haya vacunado a toda la comunidad escolar antes de pensar en volver al modelo presencial, además, de otras exigencias.

Este escenario, más parece una pugna política entre dos grupos por ganar un “pulso” de poder y mientras tanto los estudiantes están perdiendo la oportunidad de aprender a ser buenos ciudadanos, a tener empatía, autocontrol, solidaridad, a preocuparse por el bien común; un aprendizaje que se da en la escuela, donde se da la interacción entre el maestro y estudiante; es en la escuela en donde muchos de niños tienen acceso a un plato de comida y a un espacio protegido de la violencia familiar y de barrio. Analizando el importante papel que juega la escuela en la vida de un niño, es insensato además de preocupante ver la actitud de que un gremio que no representa a la totalidad de los docentes de nuestro país, determine de una manera tan categórica la no vuelta a clases y que tampoco aporte ni muestre una actitud propositiva en esta problemática.

Es fundamental e importante entender el propósito final de por qué los niños tienen que volver a clases de tal forma que se debe trabajar para lograr un regreso coordinado, planificado, paulatino y seguro para conseguir no solo que el contagio no se masifique en las escuelas, sino que también asegure la calidad del retorno a clases y que los estudiantes puedan retomar sus actividades sociales, emocionales y académicas, postergadas hace demasiado tiempo. Todos debemos tomar consciencia que el daño que se está haciendo como país a los niños y adolescentes, es brutal y no ha sido dimensionado, ni valorado, por lo que no cabe duda que en unos años más quedará en evidencia el impacto significativo en esta generación de niños y jóvenes que hoy está sufriendo la falta de oportunidades que el gobierno y los organismos relacionados no están brindando. Honduras necesita un cambio y “la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”.

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