Durante la ocupación nazi de Francia, el cónsul portugués en Burdeos Aristides de Sousa Mendes desoyó las órdenes del dictador Salazar y emitió en tres días miles de visados

En 1940, en plena II Guerra Mundial, el cónsul portugués Aristides de Sousa Mendes firmó más de 30.000 visados para quienes intentaban escapar de Francia. Unos 10.000 eran judíos.

La beneficiaria del visado Edith Kubicek manifestó “Me hablaron de un cónsul portugués, que estaba en la frontera y que ponía el sello oficial en donde hiciera falta, ya fuera un pasaporte o un trozo de papel. Me dijeron que, para salvar vidas, incluso lo habría puesto incluso en papel higiénico”.

Arístides pretendía salvar el mayor número posible de vidas, pero lo atraparon. Como resultado de su desobediencia al gobierno portugués, perdió su trabajo. En los años que siguieron se olvidó su gesto en tal sentido Robert Jacobvits decidió darlo a conocer.

Jacobvitz presidente del Consejo Asesor de Sousa Mendes Foundatión sostuvo “Conocí y estudié el Holocausto. Y nunca había oído hablar de Aristides de Sousa Mendes. Cuando lo conocí me quedé bajo shock. Pensé que mi responsabilidad era ayudar a esta familia a recuperar su visibilidad y estatura en Portugal”.

Pero Robert Jacobvitz no fue el único que difundió la historia de Aristides Mendes. Joao Crisostomo quiso llevar la historia al Vaticano. Joao Crisostomo dijo “Envié cartas una y otra vez explicando al Papa que en junio de 1940, Aristides de Sousa Mendes, salvó a miles de personas. Y que es un modelo para recordar la importancia de seguir nuestra conciencia”.

Precisamente en la Jornada de Conciencia, el Papa propuso el ejemplo de este valiente diplomático, que salvo la vida de muchas personas.

En la Audiencia general, el 17 de junio de este año 2020 el Papa Francisco se refirió en estos términos “Aristides de Sousa Mendes, que hace 80 años decidió seguir la voz de su conciencia y salvar la vida de miles de judíos y otros perseguidos. Que la libertad de las conciencias sea respetada siempre y en todo lugar”.

Jacobvits dijo que Sousa Mendes tenía todo que perder y nada que ganar ayudando a estas personas. Unos eran judíos, otros despreciados, enemigos políticos del Eje. “Él como católico, fue un cristiano sincero y practicante, entendió que su papel era ayudar a quienes habían perdido sus derechos y salvarlos de una muerte segura”.

Actualmente, la Sousa Mendes Foundation está localizando a quienes recibieron visados de Aristides Sousa, y recordando que durante el Holocausto ninguna otra persona emprendió por su cuenta un rescate tan grande.

Una de las beneficiarias del Visado es Edith sorprendida dijo “No sabía que le debo mi vida. Es lo que he descubierto”. Mientras tanto Robert como Joao piensan que la historia de Aristides de Sousa puede seguir inspirando a ayudar a familias que escapan de guerras y hambrunas en todo el mundo. Dicen que la mayoría de las familias han sido migrantes en algún momento de su historia. Por eso, cada persona tiene la obligación de ayudarlos, como lo hizo este diplomático portugués hace 80 años.

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