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8 razones por la cual quedas excomulgado de la Iglesia

La excomunión es una de las penas más graves que puede recibir una persona. Está prevista en la ley de la Iglesia a través del Derecho Canónico (CDC). Una persona que es excomulgada, no puede recibir ningún sacramento ni participar en ninguna actividad eclesial.

El CDC señala que existen penas medicinales o censuras y penas expiatorias para referirse a las sanciones (numeral 1311 y 1312 CDC). El numeral 1314 señala que «La pena es generalmente ferendae sententiae, de manera que sólo obliga al reo desde que le ha sido impuesta; pero es latae sententiae, de modo que incurre ipso facto en ella quien comete el delito, cuando la ley o el precepto lo establecen así expresamente».

Cuando una persona está excomulgada se le prohíbe «tener cualquier participación ministerial en la celebración del Sacrificio Eucarístico o en cualesquiera otras ceremonias de culto; celebrar los sacramentos o sacramentales y recibir los sacramentos; desempeñar oficios, ministerios o cargos eclesiásticos, o realizar actos de régimen».

8 maneras que una persona cae en excomunión latae sententiae

1.- Profanación de la Eucaristía: canon 1367

2.- Violencia física contra el Romano Pontífice: canon 1370

3.- Ordenación de un obispo sin mandato apostólico: canon 1382

4.- Violación del sigilo sacramental:canon 1388

5.- Absolución del cómplice en pecado contra el sexto mandamiento:canon 1378

6.- Apostasía, herejía, cisma:  canon 1364

7.- Aborto: canon 1398

8.- Captación o divulgación, por medios técnicos, de lo que se dice en confesión: Decreto de 1988

Los Hechos de los Apostóles en el capítulo 8, versículo 21, señala que San Pedro expulsó de la Iglesia a Simón el Mago, por pretender comprar el poder de administrar el sacramento de la confirmación: cometió el delito de simonía, que por este episodio tiene tal nombre. San Pablo, en la primera carta a los Corintios 5, 4-5 también expulsó de la Iglesia a un delincuente, en este caso a un incestuoso. En esta ocasión, además, el texto de la epístola deja claro que la finalidad de la pena es medicinal: a fin de que el espíritu se salve en el día del Señor. Sin rodeos San Pablo exige a los corintios que apliquen la pena: “¡echad de entre vosotros al malvado!” (I Cor 5, 13).

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